Carrera de obstáculos
Publicado el 13 de octubre de 2022
El sufrimiento mental y/o emocional supone para quien lo padece, entre otras cosas, una pesada carga en nuestra mochila cotidiana.
Aquellos que hemos tenido la mala suerte de haber pasado por este estado en alguna de las diversas formas en que se manifiesta, debemos vivir y hacer frente, con mucho trabajo una etapa fundamental dirigida a la recuperación para sanarnos.
No importa que haya sido en el pasado o bien en el presente, o en su caso, la persona en cuestión haya sido hospitalizada en una unidad psiquiátrica como consecuencia de haber sufrido un brote. La carga es la misma para todas y todos.
Y no hablo sólo del sufrimiento propio de la experiencia, ni de la reclusión hospitalaria. Cuando ha pasado el tiempo necesario para conseguir el alta, muy frecuentemente, esta persona puede sentirse víctima de ser asociada a un estigma. Cuando sales del hospital llega otro gran obstáculo...
Me refiero a esa fase que vives para reintegrarte socialmente y que, desgraciadamente, en una sociedad como la nuestra, todavía resulta con frecuencia difícil por falta de información. Queda mucho camino para sacudir conciencias y corregir esta manera de ver a personas que han pasado por esta traumática experiencia podríamos decir también social.
Cualquier persona mal informada, o quizás no sólo por eso, emite un juicio de valor sobre esa persona que es perjudicial para ella. Me viene a la mente una frase que oí una vez: Juzgar es fácil pero pensar cuesta un poco.
El ser humano tiene la virtud de la empatía y es esta virtud la que puede evitar utilizar el estigma o la etiqueta para realizar un juicio de valor a priori hacia aquellas y aquellos que en el pasado o presente tenemos la mala suerte de padecer sufrimiento mental y/o emocional.
Una de las piedras más grandes que llevas en la mochila una vez superada la etapa en una institución psiquiátrica, y que resulta el mayor obstáculo a superar, es el trabajo de demostrar que eres una persona normal y corriente, cuando de hecho, nadie debería dudar de esta afirmación.
Por desgracia, muchas y muchos de los que se encuentran también en estas circunstancias deben luchar quizás incluso en el entorno familiar donde algún miembro de la familia no acaba de entender sus circunstancias. Independientemente, no lo negamos, de que existan unos fuertes lazos de amor y afectivos.
Después, ampliando el círculo social, yendo por la calle a comprar el pan o visitando a alguna amistad que hace tiempo no ves, quizás tengas que luchar por explicar la mala experiencia vivida sabiendo que muchas veces no tienes garantía de recibir el completo entendimiento de la interlocutora o interlocutor a los que irán dirigidas las explicaciones.
Es el ESTIGMA en mayúsculas que debemos combatir para sentirnos reintegrados (Palabra que constantemente debemos escuchar) en la sociedad, en nuestra comunidad. Sea en el barrio u otros espacios sociales en los que antes participábamos y volveremos a participar.
Vivimos unos momentos en los que todas y todos estamos sometidos a gran presión. Actualmente, se da el hecho de que en los medios de comunicación se hacen eco de artículos interesantes relacionados con el ámbito de la salud mental, descubriendo la valiosa aportación de algunas personas públicas del ámbito de la cultura, que de forma abierta han confesado haber vivido con sufrimiento mental.
Creo que su aportación es más importante de lo que se puede pensar a priori, justamente para normalizar, informar y hacer más cotidianas palabras como depresión, bipolaridad o esquizofrenia, brote psicótico, escucha de voces... sólo por poner unos ejemplos de causas de sufrimiento mental y/o emocional.
Otras aportaciones necesarias son las de asociaciones en primera persona como la nuestra, la asociación socio-cultural Locomotora 21, que luchamos por abrir espacios, contextos, como aquí mismo en el Eix diario para poder escribir sobre nuestras experiencias y sensibilizar a la comarca.
Son unas líneas las de este artículo para reivindicar la lucha diaria, la carrera de obstáculos de muchas personas que desgraciadamente debemos esforzarse por sentirnos reinsertados, reaceptados, normales dentro la comunidad, como antes lo habíamos vivido, sin tener como carta de presentación el diagnóstico. Una piedra menos en la mochila personal en esta carrera de obstáculos.