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domingo, 6 de febrero de 2022

UN UNIVERSO RETINAL

(Publicado el 9 de enero de 2020)

Apreciados/as señoras/es o Apreciadas/os señores/as O

Apreciadas/os señores/as o Apreciados/as señoras/es

Por lo tanto, alejado del sexismo.

A veces me gusta mirar a nuestros grandes amigos de la raza canina y hablar de alguna manera quizás muy imaginaria con ellos para saber de ellos, conocer sus inquietudes, su acervo de sabiduría demostrada, su existencia o no de intención de comunicarse con nosotros los llamados entre “ “ seres humanos, aunque sea con sus ladridos en forma de lenguaje griego o matricial camuflado. Imagino que ellos se parecen a nosotros en tanto que comparten las vidas con seres humanos, a los que curiosamente guardan un intenso parecido.

Pues bien, a resultas de estos diálogos metafísicos imaginarios se estructuran en mi consciencia una serie de estructuras de lo más simples (quizás por mi gaje de economista) aunque de lo más creíbles para una persona que no ha estudiado nada o muy poquita cosa acerca del universo visto por un ser humano (hagan la prueba mediante un lavado de cerebro; por ejemplo vean la película “Matrix”). Tales pequeñas estructuras nos acercan a la creencia que nuestra retina puede ver gracias a que el mismo universo, más grande o más pequeño en relación a nuestra infinitesimilidad como seres vivos, puede ser otra retina contenedora de retinas más pequeñas, y que nuestra retina, como nuestros amigos perros, contiene ese mismo universo, y otros individuos y entorno de la retina, creándonos otro universo a parte que no deja de ser constitutivo de dos universos en forma de ojo. Un ojo para todos nosotros, y dos universos por cabeza a modo de espejo de lo que vamos viviendo. ¿Qué queremos más?. Por cierto, reflejan el mismo punto. A caso un invidente está fuera de este mundo y es mayormente una cáscara de nuez universal como dijo “Stephen Hawking” (refiriéndose al universo para todos claro está). Quizás esa cáscara de nuez contiene “humor vitri” a modo de ojo tapado por la misma cáscara, generándose un sostén para el mismo universo. Y a partir de ahí, ¿quién sabe si allí fuera no hay nada y se trata de una nuez universal solitaria que conserva vida en sí misma, creada de una manera accidental pero tan aventurera en su contenido?

Quizás los perros, vistos por mi imaginación, parecen disponer de una elevada imaginación (como la mía, simplista donde las haya). ¿Quizás la materia nos da la pista que algo pasa en la retina para que no sea tratada como retina? Al fin y al cabo, los análisis químicos se traducen en la existencia de componentes que nos alejan de este Universo retinal, al no estar compuestos por química existente en nuestros ojos. Sin embargo, nuestros ojos representan a la perfección ese supuesto universo retinal. Amigos, aquí hemos demostrado que la primera nuez universal está compuesta por elementos que existen en sí mismos fuera del componente retinal y que por tanto el universo no es una retina como de la que disponemos nosotros y otros seres vivos. Pero, ¿Y si nuestra retina sí contiene universos pasivos? ¿Quizás son activos con la consecuente generación de nuestras amigas las paranoias visuales, creándose universos dentro de nuestra retina que nos alejan de la “Gran realidad de la cáscara de nuez universal” y que generan confusión a quien las vive?. Parece un buen inicio a la demostración de la existencia de algo, llamado por ejemplo cerebro, padre del dualismo.

Amigos míos, en este análisis deductivo acerca del universo a modo especulativo hemos demostrado que nuestra hipótesis de partida queda refutada por nuestros conocimientos mundanos, pero basados en la ciencia, acerca de la composición de la materia. Mi creencia acerca de una naturaleza simple del Universo de carácter retinal no deja de serlo, otorgando importancia a nuestra reciente ciencia. Podemos imaginarnos multitud de novelas de esta tipología basados en una premisa falsa que saque provecho del sensacionalismo superficial (por ejemplo la Teoría Económica que tanto me gusta leer).

Por cierto, ¿se dan cuenta que no tenía razones fundadas para atribuir una creencia a nuestros grandes queridas mascotas, transfiriendo su origen a la misma especie canina y no a mí mismo? ¿Me da la sensación que nuestras bibliotecas buscan lectores obsesivos de novelas que muestran las vestiduras del autor? ¿Dónde está esa imaginación amigos míos? ¿Quizás en la misma raza canina? ¿A caso necesito que mi imaginación sea la de los demás, evidenciando el excedente por mi parte, aunque simplista? ¿A caso imagino que los seres humanos necesitan describirme su intangible cuando nunca lo hacen? Os prometo que no tengo la necesidad de utilizarlo en su contra; pero, la suspicacia ajena ante nuestro mundo de peligrosos fantasmas hace acto de presencia y mis ansias de psicólogo vocacional necesitan conoceros amigos míos. Para rozar un poco nuestros intangibles aunque solo sea un ratito. ¿ A caso somos islas desiertas sin posibilidad de roce alguno? Me quedo con la compañía y la imaginación opulenta de mis amigos miembros de la raza canina.

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